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“Bebelo”, de vuelta al barrio y al potrero

Emanuel Reynoso está de licencia en la MLS. En barrio Chino, disfruta del fútbol con sus amigos.

 

 

 

En barrio Chino se vive y se muere todos los días. Desde hace mucho que es así. Por más que esté Milei ahora como antes Alberto, Mauricio o cualquiera de los presidentes democráticos. El o la que labura vive con miedo de perder lo que tiene, a la salida o al regresar a casa; los ladrones crecen y se desarrollan con la impunidad de quien puede tomar lo que no es suyo sin que pase nada. Hasta que uno se anima y dispara.

Pero es el fútbol el que parece igualar. Alegra hace soñar. A veces es changa, porque también se juega por plata.

Se juega en la cancha de la Betty. Está la banda del Mekku y con ellos….Emanuel Reynoso. Sí, “Bebelo”. El mismo que viste y calza, de corto, sin temor a nada. Es uno de los mejores jugadores de la MLS vistiendo la camiseta de Minnesota y gana millones de dólares.

Pero en el fondo sigue siendo el “Belo” de barrio Chino, el hijo de la “Mary”, el amigo de sus hermanos. No es el jugador de la MLS, el que jugó en Boca, el que fue crack en Talleres y el que surgió del Club Juvenil de barrio Ituzaingó (CIBI).

Ahí en ese potrero vuelve a ser un chico, aquel que fue ayudado por los capos de la villa para ser profesional, para que fuera jugador. El que recibió ayuda para su familia. Para sus hermanos, para dos de los que estuvieron presos.

Por eso tiene una deuda de por vida y tiene que volver al barrio.

Es el mismo “Bebelo” que recibió un tiro en la rodilla zurda y le pasó limpio, cuando le quisieron robar la moto. O por un ajuste de cuentas.

Es el mismo que tiene dos causas judiciales por “andar a los tiros”, en “un lugar donde no tenía que estar”, según supo admitir en varias entrevistas. La otra por el supuesto robo de un celular.

Ahora la MLS está en receso y Reynoso, como el año pasado, se vino para Córdoba. En el receso anterior no quería volver.

Lo sancionaron y hasta se le venció la visa. Tardó mucho tiempo, pero volvió y lo hizo con todo. “Bebelo” descansa, pero ahora en el potrero.

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