El líder de la Zona B de la Primera A, tiene un artillero que marcó 12 tantos en 16 juegos. Pasó por la “U”, Belgrano y llegó a la Gloria. Con 21 años sueña con el debut en el primer equipo.
Martiniano Compagnucci (21 años, nacido el 23 de abril de 2003) está teniendo una gran temporada en Instituto. “El Tanque” está de la Novena y llegó a inferiores de AFA, aunque nunca tuvo la chance o la oportunidad de ser “subido” al primer equipo.
Su sable a tierra está en ser el “9″ del Instituto líder de la Zona B del Apertura de Primera A de la Liga Cordobesa. Compagnucci lleva 12 goles en 16 partidos,
“Esto empieza de muy chiquito, desde los 8 años. Vivíamos con mi papá cerca del Nuevo Centro, en Alto Alberdi. Había una canchita de fútbol al lado y, cuando llegaba del colegio, había chicos y me sumaba a jugar. Era la Escuelita del Colegio Amparo de María. Ahí empecé y habré jugado dos años. De más grande me fui a Universitario, donde también estuve dos años. En la ‘U’ fue donde me di cuenta de que esto era lo que me gustaba”, detalló “Marti”, a La Voz.
“A los dos años de estar en Universitario, apareció Belgrano, que me llamó. Fui a la prueba, me dijeron que sí y al final no se dio. Me quedé en la ‘U’ y me fue realmente bien, hice muchos goles. Después de un partido con Instituto, el DT de la Gloria Lucio Barcena me pidió hablar tras el partido. Me invitó a ir a la Gloria, que me esperaban con los brazos abiertos para sumarme en Novena de AFA. Fui seis meses entrenando una vez a la semana y al final de año me sumé. Ahí tenía 14 años, en 2017″, recordó Compagnucci.
“De Octava a Cuarta siempre jugué en Instituto. Con años mejores y peores. Casi siempre estuve en el primer equipo. Pasás a sentirte un jugador profesional sin serlo. El club me dio un montón de herramientas, tanto futbolísticas como valores para la vida. Fue muy completa mi formación. Cuando terminó Cuarta de AFA, tuve muchas dudas. Pero siempre tuve claro que quiero seguir jugando. Me quedé este último año acá para que me sirviera para seguir en Instituto o un trampolín a otro lado. Tengo este espacio y este lugar para decir ‘sigo acá’ y darme a conocer”, agregó.
Mientras tanto, como la gran mayoría de los jugadores de la Liga Cordobesa, tiene que trabajar para aportar en su hogar.
En su caso, desde 2019 viene trabajando durante las tardes en la ferretería “La Obra”, que tiene su papá Federico en barrio Los Plátanos.
“Mi papá es el principal seguidor y acompañante, se llama Federico. Y tampoco me puedo olvidar de mi mamá Fernanda, que me banca. Mi papá tiene una ferretería en barrio Los Platános y desde 2019 vengo dando una mano en la ferretería. Me tuvo paciencia al principio, es un rubro difícil. Nunca terminás de aprender y entender todo lo que hay. Entreno a la mañana y acá vengo todos los días a la tarde, para atender a la gente”, detalló.
Su gran presente, dice, se debe a que ganó madurez y paciencia a la hora de definir, ya que siempre fue delantero de área.
“Este momento es una mezcla de cosas. Me costó mucho trabajar la paciencia con el arco y los goles. Cuando era chico, me ponía mal si pasaban un par de partidos sin hacer goles, sobre todo con el qué pensarán los demás. El ‘9′ vive del gol. Antes había tenido años con muchos goles, pero ninguno supera a este, con la mitad de año por transcurrir. Ahora trato de aprovechar las oportunidades, es un campeonato muy complicado. Jugamos con gente más grande”, señaló.