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¡¡¡Felices 91 años, Avellaneda!!!

Los diablos rojos cumplen años. Fue fundado el 19 de setiembre de 1933.

El club atlético Avellaneda está de fiesta. Este 19 de setiembre cumplió 91 años. Desde futboldecordoba.com.ar saludamos su nuevo aniversario y refrescamos su rica historia en esta nota de La Voz, con sus principales referencias.

Comenzaba la década del ´30 y gran parte del planeta hablaba de fútbol tras la disputa del primer Mundial en Uruguay. En Argentina gobernaba un presidente que había sido reelecto y el país transitaba una severa crisis: había aumentado el desempleo, la sequía arruinó la cosecha de granos, existían amenazas de inundaciones, la producción local había bajado a niveles nunca vistos antes y había caído el salario promedio del obrero industrial.

En ese contexto comenzaron poco a poco a llegar a Córdoba un grupo de soldados de la Marina que venían al Tercer Cuerpo (al Batallón 141) con la misión de construir escuelas.

Entre ellos estaba Francisco “Chicho” Campos, futbolero de ley criado en Avellaneda e hincha de Chacarita Juniors. Y hombre clave para darle vida al club que lleva el nombre de la ciudad que lo vio nacer.

Al nombre del equipo lo eligió Campos y a los primeros colores también: en sus inicios la casaca era roja, negra y blanca a bastones, igual que la del “Funebrero”. Pero como la misma era similar a la del seleccionado de la Liga Cordobesa tuvieron que cambiarla en 1934 para poder competir oficialmente. Surgió de esta manera la remera que lo caracteriza hasta el día de hoy: la roja con vivos azules.

Deambulando por el barrio

Al igual que otras instituciones Avellaneda tuvo varios campos deportivos a lo largo de su historia. Su primera cancha estaba en barrio Colón, en el Camino a San Carlos y las vías.

Allí permaneció hasta 1940, cuando se muda a un baldío que estaba ubicado en la esquina de Ecuador y Colombia.

“Ahí estuvieron poco tiempo. En 1945 y con Salvador Roldán manejando la institución ya se mudan al terreno actual. Fue trascendental la tarea de los dirigentes y de los soldados, que hicieron todo desde cero”, remarcó el exconcejal Kraisman.

La cercanía entre los cuarteles ubicados en el Parque Sarmiento y el flamante club fue clave para que entre ambas instituciones existiese una relación estrecha.

El estadio actual tiene capacidad para unas 2.000 personas y está emplazado en barrio Jardín del Pilar, a pocas cuadras de la cancha de Escuela Presidente Roca, su clásico rival con el que lo une una historia muy particular.

No hay rosas sin espinas

La historia de Avellaneda no tiene grandes logros en el fútbol grande de nuestra ciudad. Pero siempre ha sido un protagonista de los distintos torneos de ascenso, donde en más de una ocasión logró dar la vuelta olímpica.

Durante muchos años el club deambuló entre la segunda y la tercera categoría. Recién en 1999 llega por primera vez a la máxima categoría y desata una fiesta inolvidable en La Boutique.

“Luego de eso pudimos jugar el Argentino B en 2001, 2002 y 2003. Y el Provincial en 2005, 2006 y 2007. Somos un equipo chico pero de corazón grande”, detalló Kraisman.

Además, Avellaneda tocó el cielo con las manos cuando ganó el torneo de la LCF En Primera en 2002.

Y en 2019 se vivió otra gran alegría cuando ante cerca de 8 mil personas Avellaneda volvió a Primera tras vencer a Bella Vista en una apasionante final.

La numerosa hinchada de Avellaneda acompañando a su equipo (Foto: Archivo / La Voz).
La numerosa hinchada de Avellaneda acompañando a su equipo (Foto: Archivo / La Voz).

La fusión con Escuela

En julio de 1986 nació el Unión Deportivo Colón tras el acta que firmaron Emeterio Farías y Raúl Cámpoli, presidentes hasta ese día de Escuela Presidente Roca y Avellaneda.

“La fusión duró 12 años, en 1998 nos separamos y cada uno siguió su rumbo. Como nosotros estábamos en segunda división cuando se hizo la unión, debimos volver a nuestro torneo de origen”, contó Kraisman.

En 1987 el nuevo club pasó a llamarse Deportivo Colón, que en 1992 se consagró campeón en la A y también en el Provincial.

De allí salieron grandes jugadores como el arquero Mauricio Caranta, campeón con Instituto, Boca, Talleres y Rosario Central.

Los grandes ídolos

Aunque era un fiel militante del ascenso Avellaneda sacó grandes jugadores en sus primeras décadas. Los memoriosos recuerdan a Jorge “el turco” Amado, que luego fue campeón con el equipo de “Los matadores” en San Lorenzo. Su carrera siguió en Colombia y vistió la camiseta de la selección “cafetera”.

“El Chupa” Rodríguez, José “el Cuchi” Molina,  Carlos “Cordero” Martín, “el Chino” Pizarro, Pedro Sará (llegó a jugar en el Real Madrid), Justo Aníbal Coria, Ricardo Atamian, Germán Petinari, “el Fiaca” Gómez, Raúl Armando Díaz y Manuel García fueron otros de los cracks surgidos de esta cantera.

Más acá en el tiempo, Mauro “el Abeto” Velárdez es otro de los talentosos que dio sus primeros pasos en Avellaneda y ahora, de grande, volvió. Y otro que se ganó el cariño de todos es Miguel Puebla, autor del agónico gol del último ascenso ante Bella Vista en Juniors.

“Incluso Daniel Willington jugó unos partidos en el club cuando era chico. Lo hacía con otro documento que no era el de él. Apenas podamos le vamos a hacer un homenaje y le vamos a regalar una camiseta”, dijo Kraisman.

Y entre los grandes entrenadores hay que destacar a Humberto Madriaga, Luis Ludueña, Felipe Vega, Roberto “el Palo” Ocampo, Julio Correa, Mario Bocalón, Héctor Chazarreta, Leonardo Cubertiño, Gerardo Benega y Ariel Moreno.

“En un momento hicimos un arreglo con un coreano para privatizar el fútbol. Trajo técnicos de renombre como Héctor Baley, Ángel Bocanelli y Miguel Oviedo. Pero duró poco tiempo ese acuerdo”, sostuvo Raúl Cámpoli, expresidente.

Mucho más que fútbol

Desde Don Francisco Campos (asumió en 1933) al actual presidente Kraisman fueron muchos los directivos que trabajaron por la grandeza de Avellaneda. Francisco Riville, Juan Kiligoti, Salvador Roldán, Raúl Cámpoli, Antonio Mariano y Rogelio Luján han sido alguno de sus grandes dirigentes.

Actualmente la pandemia de coronavirus tomó al club en una situación particular. Venía con el envión por el ascenso a Primera de 2019 y con una convocatoria importante.

“Nos habíamos reforzado bien y estábamos listos para arrancar ante Libertad. Acá todo cuesta el doble, nunca vienen jugadores sino que siempre hay que ir a buscarlos”, concluyó el máximo directivo.

Y aunque la pelota no ruede por estos días, Avellaneda sigue cumpliendo una función social clave para el barrio y alrededores. Todos los viernes muchas familias que no tienen agua se bañan allí. Y cinco veces por semana 100 personas buscan en el club su ración de comida. Y eso vale más que cualquier campeonato.

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