Este domingo se fue de viaje eterno César Luis Menotti. “El Flaco” dejó hijos futbolísticos en todo el país, y en particular en Córdoba.
Más allá de sus provincias de nacimiento, Mario Kempes, Daniel Valencia, Luis Galván, Miguel Ángel Oviedo,, Osvaldo Ardiles, Humberto Bravo, Luis Ludueña, Héctor Baley fueron los más destacados, porque de su mano, y a partir de lo que mostraban en las canchas de la Liga Cordobesa allá por los ’70, llegaron a la selección nacional, cuando nadie se fijaba en fútbol del interior.
Algunos fueron campeones del mundo en Argentina 1978, como Daniel Valencia, “la Rana”, un jugador por el que Menotti sentía debilidad y a quien el talentoso ex “10” jujeño, consideró desde entonces como un padre futbolístico y de la vida.
La despedida que el ahora embajador itinerante de Talleres le brindó en las últimas horas en sus redes sociales, fue emotiva y, seguramente, reflejó lo que siente la mayoría de ellos.
Este es el tocante mensaje de “la Rana”:
“Mi padre se fue cuando yo tenía 15 años, no logró verme debutar en primera, no me pudo ver campeón del mundo, no conoció a mi señora ni a mis hijos y me dejó un vacío casi imposible de llenar. En ese momento sentí una sensación que creí que nunca volvería a sentir en la vida, la muerte de un padre es solamente entendible por aquellos quienes la han sufrido”.
Hoy volví a sentir esa sensación, porque con Ud. se va el padre que me llevó a debutar en primera, que me sacó campeón del mundo, que conoció a mi señora y a mis hijos. El padre con el que compartí mucho más que el fútbol. Seguramente el mundo le rinda el homenaje que Ud. merece, César. Todo ello en cuanto a fútbol refiere y seguramente sean homenajes muchísimos más dignos que el que este hombre de 68 años que vuelve a quedarse huérfano pueda hacer, su aporte al mundo del deporte ha sido y será inconmensurable.
El recuerdo que puedo aportar yo y del cual quiero relucir es su recuerdo siendo el padre que la vida me regaló. Lo último que quiero contarle es un secreto, por si me está leyendo (seguro que si, con lo que le gusta leer a usted): Yo tampoco nunca supe si era derecho o zurdo, pero disfrutaba confundiéndolo. Lo voy a extrañar mucho, lo amo. Descanse en paz, aquí lo recordamos con nostalgia y honrando siempre todo lo que nos enseñó.
Hasta siempre, Flaco Eterno”.